El trabajo titulado “Darle gracias a la vida 12 veces” retoma la tradición votiva de origen cristiano reencontrada en mi primera visita a Ciudad de la Habana, Cuba en 1996. Se trata de doce tablillas pintadas al óleo a la manera tradicional de los exvotos pictóricos pero con un planteamiento iconográfico personal; fueron realizadas con la promesa de colgarlas en el Convento de San Francisco en Ciudad de la Habana si era posible un segundo viaje a la isla en un breve período de tiempo. Como así fue, y estaba regresando en tres meses, cumplí la promesa y las doce tablas quedaron expuestas en el antiguo convento de San Francisco que data del siglo XVII y hoy es Museo de Arte Religioso y Arte Contemporáneo. Cada uno de los doce exvotos agradece algo a la vida: la magia, el pensamiento, el amor, el sentir el paso del tiempo, el poder resistir el deterioro, la amistad, la libertad…